“En todo el país entró en vigencia, desde ayer a la 6 el decreto de cambio de mano del tránsito. A partir de esa hora, todos los vehículo empezaron a circular por la mano derecha, poniéndose a todo con la orientación que en la mayoría de los países tiene la dirección del tránsito”. De esta forma nuestro diario informaba sobre el cambio del 10 de junio de 1945.
La medida se adoptó un domingo de tal manera que en esa jornada, el tránsito era bastante reducido. Los tranvías decidieron aplazar sus salidas hasta las 6 de la mañana cuando los vehículos debían ya circular por la derecha y evitar que algunos estuvieran circulando por la izquierda y cambiar de mano en medio de su recorrido.
El tránsito fue a muy baja velocidad hasta que los conductores se acostumbraron a la nueva circulación. Ya que tanto los colectivos como los tranvías tenían sus paradas cambiadas de mano entonces los conductores se manejaban con mucha precaución. Los pasajeros, también en un primer momento, se mostraron sorprendidos ante el cambio en las paradas.
“La desorientación se acentuó con los ómnibus, ya que es estos, además del cambio de mano se les ha cambiado los puntos donde termina la validez de los boletos de 10 centavos.
Los pasajeros no acertaron, en algunos casos, el rumbo que debían tomar para dirigirse a sus domicilios, a fin de evitar ser sorprendidos en mitad del viaje por el anuncio del guarda: ‘aquí terminan los boletos de diez´“, relataba nuestro cronista de entonces.
Con humor
El ingenio popular no se hizo esperar. Se decía que “la ciudad amaneció al revés”. El humor popular tenía mucho de realidad ya que “la frase encierra una verdad que muchos empezaron a sentir tan pronto como se dieron cuenta que para dirigirse al centro de la ciudad el día anterior tomaban el tranvía o el ómnibus en la clásica parada. Ayer no ocurrió así. Se encontraba como en el lado opuesto, con una ciudad dada vuelta, con sus calles invertidas en el rumbo del tránsito, más lejos del centro con motivo del nuevo recorrido. Y dentro de ese proceso de imaginación y de planteamiento de problemas de tránsito incompatibles con la comodidad personal, ha de haber surgido en muchos la esperanza de una pronta adaptación al cambio de mano”.
Como vemos en un primer momento hubo cierta resistencia pero la población aceptó el cambio que se mantiene hasta el presente o sea más de 75 años. El decreto que ponía en marcha el proceso de cambio salió a la luz en octubre de 1944 y al cual adhirió la provincia poco después disponía indicaciones precisas. Entre ellas estaba la de conservar la mano derecha; los adelantamientos se producirían por la izquierda y estaba prohibido en las curvas; en la semana siguiente al cambio (del 10 al 16 de junio) no debía excederse las velocidad máxima los 20 kilómetros por hora en zonas urbanas, los 30 en semiurbanas y los 70 en caminos abiertos; reducir la marcha a quince kilómetros por hora en los cruces y los 10 en las curvas; aminorar la marcha ante la proximidad de escolares y aglomeración de personas y las demás reglas que se exigen para una circulación segura.
Izquierdistas y derechistas
Como señalaba nuestro cronista los debates se generaban entre “izquierdistas” y “derechistas” para agregar con humor que “no tienen nada que ver con las tendencias políticas y sociales”. Los progresistas estaban de acuerdo con el cambio a la derecha mientras que los “conservadores” estaban a favor de mantener la conducción por la izquierda como hasta ese momento. De acuerdo a estos últimos se debía mantener “por la cuestión de los accidentes, no se limitará en sus proporciones trágicas, por el hecho de que la circulación sea por la derecha por la izquierda”.
Las empresas de colectivos en los días previos tuvieron una serie de capacitaciones y entrenamiento para que los choferes comiencen a manejar por la derecha. “Los conductores guiaron con suma prudencia, aminoraron la marcha en las proximidades de las bocacalles y observando con detenimiento las flechas de señalamiento” explicaba la crónica.
Peatones distraídos
Otro de los temas que se tuvieron en cuenta fueron aquellos peatones distraídos, que pese a la campaña previa sobre el cambio cruzaban las calles mirando en sentido contrario al de donde venía el tránsito con la consiguiente preocupación por parte del chofer del vehículo que hacía sonar su bocina. “El tranvía de la línea 4 estuvo puto de arrollar a un hombre que cruzaba la calzada a la altura del teatro Odeón (San Martín en la actualidad). Varias veces el conductor hizo sonar la campana y recién cuando ya estaba a escasos metros de aquel, el peatón se dio cuenta del peligro y se arrojó sobre la platabanda para salvar su vida”, expresaba nuestro cronista. Hubo varios testigos del evento y que atestiguaron que la persona “repuesta de la ingrata sorpresa” se levantó si haber sufrido ningún daño.
En aquel mismo tiempo las autoridades conminaban a las concesionarias del transporte público a que aumenten las unidades en servicio. En un artículo se expresaba que “las tarifas fueron aumentadas hace un mes (estamos mediados de junio de 1945) con el objeto de que los empresarios dispusieran de los recursos necesarios para mejorar el servicio. Sin embargo, pese al encarecimiento una impresión objetiva indica que estos servicios empeoran día a día”.
La medida indicaba que al primer mes el aumento de unidades debía ser del 50% del que circulaban hasta ese momento y de ahí en más crecería en períodos especificados. También se criticaba el poco apoyo brindado desde las autoridades nacionales, en especial en el tema cubiertas ya que era un bien escaso pese a haber terminado la guerra poco antes.
Se informaba que se había incautado una partida de caucho de un empresario tucumano que iba a utilizar para sus unidades y no se dieron explicaciones sobre el motivo de porque fueron retenidas. Por su parte el comercio local dio su apoyo la medida y llevaron adelante una campaña publicitaria para promover la medida.
Cruce a Brasil
En el marco del cambio de mano se incluye la construcción del puente internacional que une Paso de los Libres con la ciudad brasileña de Uruguaiana. La obra comenzó se proyectada hacia la parte final de la década de 1930 y comenzó a ser realizada alrededor de 1943. Desde ese momento comenzaron a ser analizadas las circunstancias que se presentarían en el cruce del puente ya que en Argentina se conducía por la izquierda mientras que en Brasil ya se lo hacía por la derecha. Tras el cambio se acabaron los inconvenientes. Hacia junio de 1945 la obra estaba bien adelantada y faltaba poco para que los trabajos del lado argentino se unieran con los que se hacían en Brasil. Y se cumplieron los tiempos de obra y el puente se abrió al tránsito el 12 de octubre de 1945 mientras que la inauguración oficial se realizó, ya tras dos años de uso, el 21 de mayo de 1947 por el presidente Juan Perón.
Un dato interesante aportado por nuestros colegas de 1945 describía lo caótico de nuestro devenir por las arterias de nuestras ciudades: “en la época de la carreta, de los carruajes y de los tranways a caballo, el tránsito estaba librado como se dice a la buena de Dios. Cada uno seguía la dirección más conveniente, la más próxima al lugar a donde se dirigía. En los tiempos de la mano izquierda, el tránsito siguió siendo caótico como antes. Falta ver ahora como será con la mano derecha. Todos los movimientos de resistencia que las ordenanzas de tránsito han provocado siempre, tienen su origen en el vehemente deseo del hombre de no seguir los caminos que le indican, sino los que el busca en su ambular por la ciudades y por el mundo”.